Santa Águeda

Sede: Centro Castellano-Leonés de Alcalá de Henares

Procesiona: Domingo más cercano al 5 de febrero, día de su festividad.

Imagen: Nos presenta a la Santa llevando como atributo en su mano derecha una bandeja con sus pechos, como Santa Lucía lleva sus ojos, y con la izquierda la palma del martirio. Se trata de una imagen moderna.

Forma de portar el paso: Anderos

Acompañamiento musical: Música de Rondalla.

Exorno floral: Variado según los años

HISTORIA

De la mano del Centro Castellano- Leonés de Alcalá de Henares en febrero del año 1993 comenzó su andadura la cofradía de Águedas para celebrar una de las fiestas con más arraigo en las provincias castellanas en las que las mujeres “toman el mando”.


El Centro Castellano-leonés celebra esta festividad el domingo más cercano al 5 de febrero. Después de la Eucaristía tiene lugar la procesión por el casco histórico de Alcalá de Henares amenizada por música y bailes tradicionales hasta el Ayuntamiento de la ciudad donde el Alcalde cede el bastón de mando por un día a la “Alcaldesa” y “Mayordoma” de la cofradía. Después tiene lugar una comida de hermandad a la que se invita a los maridos seguida de una tarde de música y baile.

Santa Águeda de Catania fue una virgen y mártir según la tradición cristiana.

Fue una joven siciliana de una familia distinguida y de singular belleza que vivió en el siglo III. El senador Quintianus intentó poseerla aprovechando las persecuciones que el emperador Decio realizó contra los cristianos. El Senador fue rechazado por la joven que ya se había comprometido con Jesucristo. Quintianus intentó con ayuda de una mala mujer, Afrodisia, convencer a la joven Águeda, pero esta no cedió. El Senador en venganza por no conseguir sus placeres la envía a un lupanar, donde milagrosamente conserva su virginidad. Aún más enfurecido, ordenó que torturaran a la joven y que le cortaran los senos. Aunque en una visión vio a San Pedro y este curó sus heridas, siguió siendo torturada y fue arrojada sobre carbones al rojo vivo y revolcada en la ciudad de Catania, Sicilia (Italia). Además se dice que lanzó un gran grito de alegría al expirar, dando gracias a Dios.

Según cuentan el volcán Etna hizo erupción un año después de la muerte de la Santa en el 250 y los pobladores de Catania pidieron su intervención logrando detener la lava a las puertas de la ciudad. Desde entonces es patrona de Catania y de toda Sicilia y de los alrededores del volcán e invocada para prevenir los daños del fuego, rayos y volcanes. También se recurre a ella con los males de los pechos, partos difíciles y problemas con la lactancia. Es Patrona de las enfermeras y en general se la considera protectora de las mujeres.